miércoles, 14 de noviembre de 2007

proRRólogo


El entreluto me confiere el ceso,
de a poco los densos van cayendo
y naciendo despacio,
abriéndose uterinos
mojados en babas genitosas;
los expertos se manejan
con armas químicas protectoras de alemanes,
todos los pubis manéense
al alba del manuscrito pequinés.
Es indiscutible,
ellos sólo comen y mastican
un jugoso destino
a la pomarola,
la salsa es capaz de hacerte llorar
cuando el supermercado
está cerrado;
y el pobre edificio
se muere del frío invernal,
perdón,
se caga de frío,
se tiembla de otoño mal nacido
mientras las estadísticas lunares
atentan contra las bonitas manos
del señor que pasea el perro,
el perro con correa,
la mano presa del desquicio
del portador,
nosotros presos del insomnio feroz
que nos crea el continente incidente.

C.A

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