albricias en guapachoza

los niños

lamiendose los genitales

incendiando el pueblo

por que están hartos de realidades frívolas./a.i

donde el hielo deshace sueños

convirtiéndolos en cánceres

terribles dueños del asilo mental./ c.a

hoy

Empañado y sucio cae el vidrio,

a incontables suelos de mil texturas y colores,

cae de incontables formas.

Y se levanta,

para desempañarse limpio

con el día, la noche y el sueño.

hasta erguirse lo más cómodo

hasta respirar lo más profundo.

Así incontables veces.

 

Y una vez quiebra,

una única vez con el mismo nombre,

una única vez se despide para siempre.

Y tal vez se levante

con otro rostro,

con otro nombre.

 

Fue una vez más esa ajena e inocente venida a la metrópoli de carne que se cose, mientras retumban las percusiones del olvido y la programación, y se oye hervir la sangre de tan pocos, que gritan en silencio, en notas o colores la búsqueda de la conquista del sincero bienestar.

Silban los cronómetros, es el lapso del ciego, que se descubrirá los ojos para ver más hondo aún.  Los lobos aguardan, todos en insaciables hileras de un susurro pesado, él, es ahora el soplo plenamente opuesto, y a diferencia de ellos, no aguarda quehacer.

Se halla en el tiempo justo, en cuando algo se desabrocha hacia el vacío, se lanza hacia el inaccesible debajo, hacia lo hermoso del vértigo.

Las sombras son puras y blancas, las flores son reales y negras, y puras también.

Mientras, planea la brisa exclusiva, esa inspiradora y natal, respira profundo, algo va a ocurrir irreversible, algo va a llorar por vez primera, va a morir desgarrado sin evasión alguna.

Y el espacio no se interrumpe pero es cuerdo frente a ese derrumbe, precisamente, también eterniza con lo resto, que se adiciona a este banal instante que pudiese ser  lo vital de cualquier insecto.

No rotará para distinguir a los ansiosos, que aguardan su regreso. Conoce sus fauces, las ha inventado.

Y camina en línea lenta, livianísimo, alrededor de un paisaje ocre y amarillento, con el viento escupiéndole las hojas con serenidad.

Es incierto, pero es para adelante y en espiral.

Una espiral que crece, como un helecho bobo y soleado.

 

(…)

- e l i n s t a n t e –

las manos vuelven como todo
a pervertir los sesos
una vez fui cristo en algún sueño
hoy no soy más que
un alambre divertido.

penicilina

captura sangre del alba ataúd invisible
locura sublime
luz cadáver
/en el centro del sueño nacer.

Y la belleza como un destello soplado, dibujó en nuestros ojos todo lo que vulgarmente deseábamos. Así miramos tranquilos el bonito automóvil, sin pensar ni un segundo en su motor. Lo divisamos de todas las maneras sin pensar en su motor, y cuando mirábamos, tu y yo, todos los demás automóviles, nunca pensamos en su motor, ni en que todos poseían uno, y las maquinas, los ascensores, la luz, nunca pensamos que estaríamos rodeados por el motor.

un ciclo como un pasaje al núcleo
del fantasma mas común,
el que respira mas de la cantidad
estimada a los sueños entre una almohada
y el perímetro de una habitación
cuyas partes se han vuelto invisibles;
un fantasma que habla y habla
sin parar
que no se queda quieto
que no envejece cronológicamente
que no desgasta sus huesos
que no abre los ojos cuando decide cerrarlos
que no ríe
habla y habla
no duda,
no se contamina de su propia voz
no calla,
no deja espacio
acaricia minuciosamente
el suelo
dejándolo brilloso
y lustro.