Empañado y sucio cae el vidrio,
a incontables suelos de mil texturas y colores,
cae de incontables formas.
Y se levanta,
para desempañarse limpio
con el día, la noche y el sueño.
hasta erguirse lo más cómodo
hasta respirar lo más profundo.
Así incontables veces.
Y una vez quiebra,
una única vez con el mismo nombre,
una única vez se despide para siempre.
Y tal vez se levante
con otro rostro,
con otro nombre.
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